Nuestra vida cambió de repente con el advenimiento de lo que los expertos denominaron SARS-CoV-2 o como cariñosamente lo conocemos usted y yo: COVID19. Este virus afectó no solamente la salud física de millones de personas alrededor del mundo, sino que también influyó nuestra sociedad, nuestra cultura y sobre todo nuestra salud emocional.

¿Cómo podremos saber si nuestros chicos o chicas podrían estar experimentando alteraciones emocionales debido a la pandemia?

Aunque puede tomar forma de enojo o llanto, los signos de ansiedad pueden variar de acuerdo a la edad, personalidad y entorno del niño o la niña. Si somos buenos observadores podemos identificar varios signos, como ser: alteraciones en el patrón del sueño, alteraciones en el patrón de alimentación, pensamiento catastrófico, sobrecompensación (buscan agradar en todo, quieren ser notados), enojo, enuresis nocturna, tristeza o llanto, “mamitis” o “papitis” y somatizaciones (dolores de estómago, ronchas, etc).

Conociendo ya todos estos factores que podrían presentarse (y que es posible que de tanto leer ya sintamos ansiedad por la ansiedad que tienen los demás) enfoquémonos en las soluciones; pero antes de hacer algo por otros, le invito a que realice un autoexamen de su propia situación emocional.

  • Es importante que usted maneje sus emociones correctamente; no reprimiéndolas ni evitando situaciones incómodas, sino buscando la manera de sentir y proyectar buena salud emocional.

  • Tómese tiempo durante el día para respirar, haga ejercicios de relajación muscular, lea un buen libro, platique con su cónyuge o con una persona de confianza acerca de cómo se siente.

  • La comunicación con su/s hijo/as también es sumamente importante. Permita que ellos expresen sus sentimientos tales como el miedo, el agobio o el aburrimiento. El no hablar sobre sentimientos puede fomentar en ellos un estilo de afrontamiento evitativo. Conozca cuales son los catalizadores o “triggers” de la ansiedad o enojo de su hijo y enséñele cómo sobrellevar esa situación.

  • También es importante respetar las diferencias en cuanto a percepción de las circunstancias. Lo que a unos puede causarles mucho estrés, otros lo manejan muy bien. Recuerde que Dios nos ha dado a cada uno diferentes talentos y habilidades, por lo cual debemos comprender a aquellos que se agobian fácilmente. Para algunos niños, las palabras de afirmación funcionan mejor, otros prefieren acciones. Conózcales y demuéstreles su amor de acuerdo a su necesidad.

  • Otra sugerencia es buscar inspiración juntos como familia. Compartan en tiempos devocionales o peguen un versículo semanal en la refrigeradora, peguen frases motivacionales donde sea fácil leerlos, aliéntense unos a otros.

  • Una de las herramientas para la vida más olvidada, suele ser la más sencilla: el aprender a cómo limpiar una casa, como cocinar, cómo usar una lavadora. Aproveche este tiempo en casa para enseñarles estas destrezas que les servirán más adelante y de paso consigue que le ayuden en la casa, alivianando así la carga que generalmente recae en una sola persona.
  • Practique con sus hijos lo que algunos denominan “la hora milagrosa”, consistente en 3 actividades con una duración de 20 minutos cada una. Podría ser 20 minutos de ejercicio, 20 de lectura y 20 de relajación. Busque la combinación que favorezca más a su hijo/, puede incluir juegos, pinturas, manualidades, etc.

 

Mis estimados lectores, todos estos consejos serían en vano si nos olvidamos de Aquel de donde viene nuestro socorro, quien es nuestro guardador desde ahora y para siempre. Deposite en Él todas sus ansiedades, temores y necesidades, y si no sabe cómo buscarle pregúntele a alguien cercano cómo puede depositar su confianza y fe en Dios a través de Jesucristo.

Si tuvieran consultas sobre este tema, por favor escríbanme a ruth.henriquez@pinares.org

 

Ruth Henríquez
ALP Elementary Counselor