Nuestra vida cambió de repente con el advenimiento de lo que los expertos denominaron SARS-CoV-2 o como cariñosamente lo conocemos usted y yo: COVID19. Este virus afectó no solamente la salud física de millones de personas alrededor del mundo, sino que también influyó nuestra sociedad, nuestra cultura y sobre todo nuestra salud emocional.
¿Cómo podremos saber si nuestros chicos o chicas podrían estar experimentando alteraciones emocionales debido a la pandemia?
Aunque puede tomar forma de enojo o llanto, los signos de ansiedad pueden variar de acuerdo a la edad, personalidad y entorno del niño o la niña. Si somos buenos observadores podemos identificar varios signos, como ser: alteraciones en el patrón del sueño, alteraciones en el patrón de alimentación, pensamiento catastrófico, sobrecompensación (buscan agradar en todo, quieren ser notados), enojo, enuresis nocturna, tristeza o llanto, “mamitis” o “papitis” y somatizaciones (dolores de estómago, ronchas, etc).
Conociendo ya todos estos factores que podrían presentarse (y que es posible que de tanto leer ya sintamos ansiedad por la ansiedad que tienen los demás) enfoquémonos en las soluciones; pero antes de hacer algo por otros, le invito a que realice un autoexamen de su propia situación emocional.
Mis estimados lectores, todos estos consejos serían en vano si nos olvidamos de Aquel de donde viene nuestro socorro, quien es nuestro guardador desde ahora y para siempre. Deposite en Él todas sus ansiedades, temores y necesidades, y si no sabe cómo buscarle pregúntele a alguien cercano cómo puede depositar su confianza y fe en Dios a través de Jesucristo.
Si tuvieran consultas sobre este tema, por favor escríbanme a ruth.henriquez@pinares.org
Ruth Henríquez
ALP Elementary Counselor